viernes, 27 de noviembre de 2009

LA MUERTE DE UN AMIGO


Emilio López Tamargo

Emilio se reía de mí cuando le decía- hace unos cuantos años- que había llorado al escuchar la canción que la pandilla de chavales, de la serie “Verano azul” de TVE, dedicaba como despedida a “Chanquete”.
Hoy querido Emilio, al conocer que nos has dejado me he acordado de aquellos momentos y al igual que el “Piraña” o cualquiera de aquellos muchachos hice mía su canción porque es verdad que “algo de nosotros muere cuando un amigo se va”.
Has sido el compañero perfecto; nunca una mala cara, la sonrisa era tu tarjeta de identidad. Un profesional todo terreno, especializado en deportes pero muy capacitado para realizar cualquier otro tipo de información.
La primera vez que te vi- te lo comenté muchas veces- fue en Candás cuando yo aún no pensaba en dedicarme a la información. Realizabas, con Menchu Álvarez del Valle, un programa concurso para promocionar las excelencias de un detergente, creo que se llamaba “Lavasol” y os desplazabais por los distintos pueblos haciendo las delicias de la gente que ilusionados podían conocer a sus ídolos radiofónicos.
Después trabajamos juntos más de doce años. Cuando entrabas en el estudio con tus papeles yo respiraba tranquila porque habíamos superado una prueba más, los deportes iban, como es habitual, al final. Y tú siempre hacías algún comentario a lo emitido en el programa al que pondrías el punto final. Recuerdo que una vez que yo había entrevistado a un convencido vegetariano que nos hablaba de las excelencias de una dieta sana y saludable, abogando por la importancia de cuidar la salud como garantía de una vida larga y sin enfermedades... me decías con sorna:
Teresina, no hagas caso, para vivir de esa forma; sin comer, beber y divertirse no merece la pena.
Querido Emilio esa fue tu forma de enfrentarte a la vida hasta el final. No hace mucho tiempo en el almuerzo en el que nos reunimos los que iniciamos aquella maravillosa aventura de la televisión en Asturias, al verte fumar te comenté,
- Emilio, si has superado un infarto ¿por qué sigues fumando?
Con tu franca y contagiosa sonrisa me respondiste,
- Si no puedo fumar algún pitillo prefiero morir.
Esa era tu forma de enfrentarte a la existencia. Disfrutabas de la vida igual que lo hacías de tu trabajo de una forma contagiosa. Tu naturalidad ante las cámaras me parecía fantástica.
Recuerdo que un día tanto Faustino Álvarez como tu me distéis un sabio consejo; “Aprende a reírte de ti misma. Procura hacer tu trabajo cada día mejor, pero si te equivocas, no te hundas, no pasa nada” Y tú, Emilio me contaste aquella famosa anécdota que tu protagonizaste en la primera visita oficial de los Reyes a Asturias, en la que tal vez debido a las muchas cabalgatas que habías retransmitido, comentaste seguro: “en estos momentos acaban de llegar a tierra asturiana sus Majestades los Reyes Magos”.
Hoy, en esta tarde triste por tu ausencia evoco una tras otra distintas imágenes de nuestra actividad profesional. ¿Sabes cuál es la que permanece más nítida en el recuerdo? La de un programa que realizamos en directo desde la Plaza del Ayuntamiento de Villaviciosa.
Querido Emilio contigo se ha ido un poquito de nuestra alma, pero tu recuerdo permanecerá vivo en nosotros.

María Teresa Álvarez